La Relación Tóxica – Una Visión Consciente
Contenido
¿Qué es una relación tóxica?
El término fue utilizado por primera vez por Lillian Glass en su libro Toxic People de 1995 y se utilizó para indicar una relación que se basa en el conflicto, la competencia y la necesidad de que una persona controle a la otra.
Las relaciones tóxicas tienden a exhibir un patrón de negatividad en el que al menos uno de los miembros causa daño al otro de alguna manera, ya sea con un propósito o sin él.
A veces, eso es abuso intencional en una relación, o comportamientos manipuladores que pueden hacer que una pareja se sienta atrapada o agotada en la relación.
Es posible que estos comportamientos hayan sido aprendidos en la niñez o experimentados en la edad adulta, y aún no se han establecido la comprensión y las herramientas para cambiar este comportamiento.
Aquí ya tenemos un aspecto muy importante:
La persona no es tóxica, lo es su comportamiento
A veces, las relaciones tóxicas son aquellas que necesitan tiempo y cuidado para resolver los problemas juntos, de modo que se pueda generar más confianza en la relación.
Para otros, son solo dos personas juntas que no son una buena pareja pero que son geniales por separado.
- Es importante separar entre la relación tóxica y acusar a una pareja de ser una persona tóxica.
La Ley de la Resonancia – Atraes a una vibración similar
Nada más leer este enunciado, por favor observa la reacción que te causa.
“No, que yo soy una persona buena, yo no hago esto…” etc. Etc.
“Yo no soy así”. “Yo no hago esto”.
De acuerdo.
Pero hay en ti una faceta no resuelta / sanada, que vibra con suficiente fuerza como para haber atraído una persona que a su vez tiene una faceta no sanada.
Lo que percibo tóxico en ti, aún es toxico en mi
- La persona que tienes en tu vida, es la persona correcta. Ahora.
Por increíble que te pueda parecer, esta persona que has atraído es la persona correcta ahora mismo.
Ha venido a tu vida para enseñarte una faceta tuya que aún necesita ser llevada a la paz y la sanación.
Esta persona es un regalo disfrazado para trabajar aspectos sobre ti mism@.
Don Juan Matus (Carlos Castaneda) los definió como “pinches tiranos” y dijo “los pinches tiranos son nuestros Maestros. Todo el mundo debería tener un pinche tirano en su vida. Si no lo tienes, deberías ir a buscarte uno”.
Que sea la persona correcta ahora, no significa que lo sea mañana.
Sea la persona que se manifiesta en nuestras vidas, es la correcta, ha venido para reflejarnos un aspecto de nuestra vida.
Si asumimos la responsabilidad de nuestra vida, de seguir creciendo, comprenderemos esta verdad absoluta.
No hay error posible.
En la medida en la que estoy dispuest@ a asimilar lo que la otra persona ha venido a enseñarme sobre mi propia persona, su presencia (o su aparente “toxicidad”) ya no son necesarias en mi vida.
Puedo avanzar en paz. Hacia un nuevo capítulo en mi vida.
Porque ten en cuenta, la vida nos seguirá obsequiando con lecciones. Hasta nuestro último aliento.
Si estamos dispuestos a aceptar el reto de crecer.
Aquí nadie está iluminado (o muy pocos)
Aquí estamos todos creciendo y aprendiendo.
Todos estamos lidiando con Traumas del pasado.
Patrones de creencias.
En pocas palabras: Todos tenemos una Sombra.
Etiquetar al otro como la parte “tóxica” de la relación, nos exime al instante de cualquier responsabilidad en el asunto.
No solo nos posicionamos como víctimas.
Además, quizás a nivel incluso subliminal, nos posicionamos como “mejores”, al creer que no tenemos la misma sombra latiendo en nosotros.
Y en este mismo instante hemos caído en la trampa de la soberbia.
No todas las relaciones tóxicas involucran a personas tóxicas.
No nacemos sabios. No entendemos el mundo hasta que nos ensuciamos las manos y comenzamos a explorar. Y lo mismo se aplica a nuestra comprensión de nosotros mismos.
No somos malvados por naturaleza. La mayoría de nosotros simplemente estamos perdidos, confundidos y asustados. No tenemos a nadie que nos guíe a través de las cosas más importantes de la vida (como el amor).
¿Y cómo lo hacemos? Al cometer errores. Lo intentamos y fallamos. Nos dejamos llevar y eventualmente nos desmoronamos.
¿De qué va esto realmente?
Palabra con 4 letras.
Amor.
Comprensión amorosa de nuestras heridas y su aceptación.
Comprensión amorosa de las heridas del otro y su aceptación.
Aquí estamos todos continuamente en proceso de crecimiento.
El Universo nos presenta continuamente un campo infinito de posibilidades para este fin.
Una vez asimilado y sanado un tema vital, pasamos al siguiente “nivel”.
Mi brújula interior
- Si realmente estoy en paz, nada alterará esta paz
- Si realmente soy libre, nada me puede quitar esta libertad
- Si responsabilizo a otro de mi falta de paz, libertad o felicidad, estoy culpando a este otro.
Es una vía de escape para no asumir que esta paz, libertad y felicidad son intrínsecas, es decir íntimamente nuestras. Las gestionamos, las creamos y las mantenemos. Con la práctica, claro. Independientemente de las circunstancias.
Por qué seguirás repitiendo el mismo patrón una y otra vez
Una relación sana y buena no te caerá del cielo si no has trabajado los temas que te han hecho atraer a una “pareja tóxica”.
Cuando dejar una relación tóxica
Para algunos, la mejor opción para lidiar con relaciones tóxicas es dejar la relación. Cuando tu salud y bienestar se ven afectados, la relación te está haciendo más daño que bien.
Dejar ir a una relación tóxica no es fácil. Puedes estar resentido con tu pareja y también sentir arrepentimiento porque la relación no haya funcionado. Pero si no os podéis sentar juntos y hacer que funcione, tu debes seguir adelante con tu vida.
A veces, las buenas personas aún no han aprendido a ser buenas parejas.
A veces, lo mejor para ti puede ser dejar ir a alguien. Es bueno para tu bienestar mental, emocional y físico en general. Aprende a quererte más y protege tu salud mental con todo lo que tienes.
Preguntas para auto-indagar
Sea la relación tóxica que tengamos actualmente en nuestra vida, si estamos dispuestos a crecer, ésta nos sirve como espejo.
Cualquier cosa que nos molesta en el otro o lo que creemos que nos hace, es una oportunidad para reflexionar y sincerarse con uno mismo:
- “El otro me controla”: ¿Dónde yo mism@ no me permito o me atrevo a ser auténticamente yo?
- “El otro no me deja libre”: ¿Dónde he cedido mi poder a otros, por necesidad de caer bien y sentirme amad@, huir de conflictos, no asumir el reto de vivir una vida realmente feliz, conformarme con normas de la sociedad…?
- “El otro me manipula”: Reconocer que nadie me puede manipular si yo no lo he consentido. ¿Qué “beneficio oculto” obtengo al seguir permitiendo esta dinámica?
- “El otro es el malo de la película”: El otro es un alma que ha asumido un cierto rol en el escenario de nuestra vida. ¿Qué beneficio oculto obtengo al mantenerme en el rol de víctima?
Primeros pasos para avanzar
Como dijo Einstein, una de mis frases favoritas: el problema nunca se soluciona en el mismo nivel que se generó.
Tenemos que ampliar nuestra visión. Y esto nos lleva inexorablemente a mirarnos a nosotros mismos. Si queremos, claro.
Si no, el Universo se encargará a repetir la lección hasta que la aprendamos.
Asumir el reto de la auto-responsabilidad
El primer paso es reconocer que todo lo que nos está pasando, es porque lo hemos atraído a nuestra vida para aprender.
Esto implica salir del rol de víctima, de sentirnos impotentes, inferiores, incapaces etc. por lo “el otro nos está haciendo”.
A nivel de contratos del alma, cada persona que se nos presenta en nuestra vida, en realidad es un regalo amoroso, aunque parezca disfrazado, para enseñarnos algo sobre nosotros mismos y seguir creciendo.
Mientras que le echamos la culpa o a responsabilidad al otro por la situación en la que estamos inmersos, estamos eludiendo tomar responsabilidad de nuestra propia vida.
Identificar patrones de creencias y viejas heridas
Para esta parte puede que necesites ayuda desde el exterior en forma de un terapeuta que te vaya guiando por el proceso.
Como mencioné antes, partimos de la base de que el otro ha venido a nuestra vida para enseñarnos algo sobre nosotros mismos.
La persona que tiene el comportamiento tóxico en esta relación, tendrá que examinar las viejas heridas que le suscitan tal comportamiento.
Pero igualmente, la persona que recibe el comportamiento tóxico, tendrá que hacer el mismo trabajo.
Muchas veces, ambos integrantes tienen dañada la autoestima.
Y mientras que a la persona con el comportamiento tóxico le corresponda, por ejemplo, sanar la confianza dañada en los demás, a la persona que reciba este trato, le puede ser esencial aprender a posicionarse y a ser asertiva, para establecer claramente sus límites.
Puede ser un abandono en la infancia, la falta de apoyo incondicional, sentirse rechazado, un padre/madre dominante por dar solamente unos ejemplos.
Estas heridas nos han creado mecanismos de defensa para protegernos del dolor. No sólo evadimos mirar este dolor, sino que también lo proyectamos hacia el futuro con miedo y ansiedad, para que no vuelva a ocurrir.
Conclusión
Estamos todos en proceso de crecimiento.
A parte de las relaciones familiares, no hay nada más poderoso que una relación de pareja, que activa nuestros traumas y heridas más ancestrales.
Esto en sí, es algo muy valioso, porque por fin salen a la luz y podemos hacernos conscientes.
Aunque si es cierto que a veces, en el proceso, perdemos a nuestra pareja por sobrecargarla.
Lo que queda claro si actualmente nos vemos inmersos en una relación tóxica, es porque ambas personas energéticamente se han atraído para aprender. Los dos.