El Perdón – Por qué es tan importante perdonar
Probablemente todos hemos vivido en algún momento una experiencia que no hemos perdonado. Un daño, una decepción, un engaño, una traición… una experiencia dolorosa infligida por otra persona a la que no hemos perdonado.
Quizás es muy temprano para afirmar que en realidad no es el otro quien nos inflige algo desde fuera.
Que el otro es en realidad un “agente” para que nos demos cuenta de una situación en nuestro interior, que acaba manifestándose en el exterior por alguien quien en realidad nos está haciendo un gran favor al asumir el papel del “villano”.
Que el otro hizo lo que supo hacer en este momento.
Que en realidad no hay nada que perdonar.
Para llegar hasta este punto, pasamos por un proceso que puede durar meses, años o incluso décadas. Porque la elección es nuestra y una de las opciones menos sanas es incrustar el dolor, la rabia y el rencor durante mucho tiempo y sacarlo periódicamente cuando algún estímulo lo desencadena.
Pero este no-perdonar, que aparentemente se dirige hacia “X-el villano”, en realidad se dirige directamente y con toda la potencia de nuestra poderosa mente, hacia nosotros mismos.
Si estás practicando la Atención Plena, observa durante unos instantes las sensaciones físicas que te produce el rencor. Son sensaciones amargas y contracturantes en la boca del estómago. El no-perdón es literalmente un veneno que te aplicas a ti mism@.
De manera que, si has aguantado hasta aquí leyendo, sabes en lo profundo que estás dispuesto a hacer este trabajo de perdón, que energéticamente no solo te libera a ti y al otro de una gran carga, sino a toda la atmósfera.
Porque nunca se trataba solo de nosotros. Todo lo que hacemos tiene un impacto directo en la atmósfera, por ello es tan importante la auto-responsabilidad.
Contenido
¿Cómo puedo trabajarme el Perdón?
¡Felicidades! Has dado el primer gran paso al reconocer que tú puedes hacer algo.
Lo más fácil es siempre culpabilizar al otro, lo cual implica que no tenemos ninguna responsabilidad en lo ocurrido. La mayoría de la gente se queda allí. Enquistando. Su esquema se queda en “la víctima”¿Por qué yo? ¿Por qué me han hecho esto a mí?”
Una forma activa de enfocar “el dolor infligido” sería:
• Aunque duela, ¿qué puedo aprender de ello?
• Aunque desearía que fuera de otra manera, qué cosas buenas pueden salir de ello, una vez que lo haya superado?
• Cuál es el regalo oculto en esta experiencia?
• Qué cosas buenas no hubiera experimentado si no hubiera ocurrido esta experiencia dolorosa?
• Quizás esta experiencia dolora es un “despertador” para cambiar algo en mi vida?
• Qué desarrollo positivo se ha puesto en marcha dentro de mi a base de esta experiencia dolorosa?
• He puesto manos a la obra a algo que no hubiera hecho, a no ser por esta experiencia negativa?
Estas preguntas te pueden ayudar a dar un enfoque más positivo a la experiencia dolorosa. Y te pueden ayudar a encontrar un significado en lo ocurrido.
Puedes encontrar el material para trabajar tranquilamente en el área de descargas.
Si has llegado hasta aquí y has llegado a la conclusión que la experiencia dolorosa también tiene aspectos positivos o incluso era – de alguna manera – bueno que haya pasado…
…quizás puedes llegar a agradecer “al villano”.
Podemos dar la gracias, no solo por la experiencia dolorosa, sino también al “autor”, por las cosas positivas que ha desencadenado.
No te desanimes, es un proceso, yo misma he tardado años para perdonar a una persona; un proceso que vale la pena cuando llegue el momento en el que te liberas de esta enorme carga.
Si estás list@ para bucear más a fondo podemos mirar el tema “culpa” desde otra perspectiva:
• A veces hacemos cosas “incorrectas” porque no sabemos hacerlas mejor o porque tenemos miedo?
• He hecho alguna vez algo que no “está bien”? Quizás porque no lo sabía mejor, porque era cobarde, confus@…?
• Le he hecho daño a alguien alguna vez? Sin querer, por un descuido o por venganza?
• Me gustaría que me perdonasen mis deslices y fallos?
• Es importante perdonarles a otros sus fallos?
• Si perdono a “mi villano”, ¿Qué perdería? ¿Qué ganaría?
• Y la última, el espejo: Qué no me he perdonado a mí mism@?
Reflexiona sobre estas preguntas. Por escrito. Una y otra vez. Tu intención y el tiempo harán que un día lo sientes en tu corazón, como una flor que abre sus pétalos.
Deja de hacerte daño a ti mism@. El otro, es solo tu espejo.
Si sigues buceando en el vasto océano de tu propia existencia, si practicas la meditación, quizás algún día en el silencio interior descubres, que en realidad nunca hubo nada que perdonar.
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Encuentras el Formulario del Perdón completo en el área de descargas.
Libro recomendado:
Jorge Lomar. Vivir El Perdón
Hace algunos años tuve al placer de conocer a Jorge Lomar en un curso presencial que él impartía sobre el Perdón. Tiene una gran capacidad de transmitir este importantísimo aspecto que todos tenemos que trabajar de alguna manera en nosotros en el camino de la auto-sanación. Absolutamente recomendable!